lunes, 20 de mayo de 2013

Ciberpaternidad: ¿es necesario saberlo todo?


Una de las eternas maldiciones de la paternidad tal vez sea saber demasiado de nuestros hijos adolescentes y, al mismo tiempo, no tener nunca acceso a la información que uno realmente quiere. Pero en la actualidad, con la omnipresencia de los celulares y el ingobernable berenjenal de las redes sociales, ambos aspectos de la ecuación parecen haber empeorado aún más.
Actualmente, si uno es padre de un chico de 14 años, puede verlo tomar cerveza, coquetear con una chica que se estruja los pechos en cada foto que postea en Instagram, y referirse a un compañero de 2° año con un lenguaje tan sucio que a nosotros nos hubiera resultado impensable a su edad.
Nuestros padres, por supuesto, jamás nos escucharon insultar, no tenían idea de a dónde íbamos cuando cruzábamos la puerta de calle, y ni siquiera podían imaginar lo que hacíamos un sábado a la noche.