Vivir en los ochenta, concretamente en 1986, se ha convertido en una realidad para una familia canadiense de la localidad de Guelph, en Ontario. Sin teléfonos móviles, sin ordenadores y sin internet, Blair McMillan, su novia de 27 años y sus hijos de cinco y dos años tratan de llevar una vida lo más parecido a la actualidad pero con las limitaciones de los ochenta.